lunes, 1 de agosto de 2011

LOS RETOS DE OLLANTA HUMALA


En un mundo cuya escena internacional está convulsa (movilizaciones en Europa y países árabes; emergencia del BRIC y lento declinar de los EEUU), América latina vive aún su ciclo de autonomía y unidad.

En estos últimos veinte años, los diversos gobiernos peruanos han seguido el modelo neoliberal, el que ha permitido el crecimiento, favoreciendo a los grandes capitales nacionales en alianza con las transnacionales mientras la mayoría de los peruanos no ha disfrutado del desarrollo, que es calidad de vida y bienestar. Hemos seguido creciendo hacia afuera, sin desarrollo endógeno.

En el 2011 se han enfrentado el posible retorno del pasado corrupto y el capitalismo salvaje o un futuro popular y soberano. El triunfo de Ollanta Humala es el tercer triunfo electoral de la izquierda y derrota histórica de Lima ya que hasta ahora ningún presidente había logrado serlo sin ganar en Lima. Las provincias han impuesto a su presidente. Los 7 millones de votos a favor de Ollanta Humala constituyen la mayor votación en la historia republicana que recibe un candidato a presidente. Pero la votación alcanzada por Keiko Fujimori no es nada desdeñable dado su gran tamaño. Han sido 19 regiones en donde Humala ha ganado abrumadoramente perdiendo en 5, Lima incluída. Gana Perú derrotó a todas las fuerzas del establishment, entre ellas a una prensa que impulsó la inequidad comunicacional en toda la línea al servicio del retorno de la corrupción y el entreguismo, con excepción de La República y La Primera. Ollanta reveló gran fuerza de temple acompañado por su pueblo. El apoyo de Mario Vargas Llosa, de su hijo Alvaro así como la acción conjunta de Perú Posible han dado consistencia al triunfo popular nucleando a una fuerza parlamentaria que debe constituirse en una fuerza de centro importante. El país ha quedado polarizado entre los que creen en una actitud ética en la política y los que piensan que la ética no sirve para nada.

Considerando el polvorín en que ya está transformado el Perú Profundo con los 233 conflictos sin resolver que deja este gobierno, hay que democratizar serenamente la escena nacional, descentralizar otorgando íntegros los recursos y facilidades financieras a cada región así como asesoría técnica y los impuestos a la sobreganancias mineras; aprobar de inmediato la ley de consulta a las comunidades indígenas.

Plantear el crecimiento con desarrollo sentando en la mesa de negociación a la gran empresa nacional, a las transnacionales así como a los medianos y a los miles de microempresarios, creadores del 96% de la producción nacional y colocar en primer lugar la calidad de vida de la población, el aumento de los presupuestos en educación, salud, trabajo, vivienda, sueldos básicos, industria, agro, defensa. Resolver el problema extractivo minero y que el Estado llegue a todo el Perú.

Hoy más que nunca se espera de Humala una actitud ética. Basta que gobierne cinco años con cero corrupción y redistribuya en la población las sobreganancias y será recordado por la historia como un verdadero gobierno popular.

Por: Eduardo Arroyo

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